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sábado, 19 de diciembre de 2020

Embolsando yerba

 

 

Estuve embolsando yerba. Plantines de yerba mate que tenía en latas oxidadas, sin sacarlos los puse con más tierra en bolsas de tela de... ¡yerba mate!

sábado, 13 de julio de 2019

La red social



Con la almohada aún tajeándole la cara y los párpados entumecidos a pesar del agua fría del reciente lavado de cara fue a la cocina, cargó la pava y la puso sobre la hornalla encendida.

De la repisa tomó la calabaza, le repasó el interior con el dedo (por si algún insecto hubiera decidido pernoctar en su interior) y la cargó con yerba del paquete, tres cuartas partes de su capacidad. Tapó el mate con la palma de la mano, lo invirtió y lo agitó unos pocos segundos. Con cuidado lo enderezó, acomodó la yerba contra uno de los costados y la aplastó con su dedo.

En la parte más vacía vertió un poco del agua aún tibia. Dejó que se absorbiera dos o tres minutos y buscó la bombilla. Tapando la boquilla con el pulgar, la hundió en la parte húmeda de la yerba. El agua de la pava ya hacía gorgoritos, indicio certero de que ya estaba a la temperatura ideal.

Llegaba al momento cúlmine. Mientras disfrutaba del aroma de la yerba aún seca pensaba en cuántas veces en su vida había repetido esa escena que, para nada, era una rutina. ¿Cuántos de sus vecinos estarían en ese exacto momento haciendo lo mismo? No, la italiana de enfrente no, ella no toma mate; ella se lo pierde. Pero, en el resto del país, en Uruguay, en Paraguay, en el sur de Brasil, en el resto del mundo donde hubiere rioplantenses o materos, ¿cuántos iniciarían su día con esa ceremonia?

En tanto, siguió con el rito. Con la palma de la mano hacia arriba tomó la pava. Tres dedos por dentro de la manija, el meñique por fuera, para empujar la pava con él y hacer que el chorro de agua, finito, cayera suavemente sobre el cuerpo de la bombilla un par de centímetros más arriba de su encuentro con la yerba.

Despacito, como invita el mate, sorbió y saboreó segmentadamente eso que lo reconfortaba, que lo unía a tantos otros materos, que lo despabilaba y ponía en funcionamiento su metabolismo. Ya vendrían las tostadas, las galletitas, el dulce y la manteca. Pero esos no eran parte del ritual de cada mañana, de cada tarde. Apenas si su complemento.

Por la ventana vio dos horneros picotear entre la gramilla las semillas del fresno. Por la vereda una chica caminaba y hablaba, seguro, a través de su teléfono manos libres. En sentido contrario una pareja caminaba también con rumbo decidido. Sonriente, el llevaba un termo contra el pecho, sujeto con la mano. A ella un mate caliente le dibujaba el gozo en la expresión. Se hablaban y en el ir y venir del mate se cruzaban las miradas, los pensamientos, el sentimiento.

         Se cebó otro mate, vio humear la chimenea del vecino y tuvo la certeza de que sobre la salamandra a leña otra pava se estaba calentando. Entonces, ventana y pared de por medio, supo que no estaba solo mientras tomaba mate. “Somos una red social”, se dijo, cambiando de lugar la bombilla y se cebándose otro amargo.
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13 jul 19

domingo, 31 de marzo de 2019

Mateando en el bar


Había pautado una entrevista para las tres de la tarde, en lugar histórico frente al río. Conocía a mi entrevistado de antemano y decidí llevarle de regalo una planta de yerba mate.
Hizo calor ayer. Él estaba terminando con una fajina doméstica –limpieza y orden-; me saludó, me invitó a pasar, a usar sus equipos de radio. Le recordé que habíamos coordinado de charlar los tres: él, mi grabador y yo. Me dijo que en un ratito, con unos mates de compañía.
Lo dejé hacer, recorrí el lugar, tomé fotografías, me metí en el tema doloroso del de habríamos de conversar. Cerca de las cuatro llegó un remís. Mi futuro reporteado guardó un llavero en su mochila, me extendió la mano y me dijo: “Disfrutá de la visita, hermano”. Y lo vi alejarse a bordo del remís.
Para premiar mi fracaso decidí ir a conocer Matea, el bar matero que hay en el centro de La Plata. Dese hace tiempo me viene haciendo cosquillas la neurona de la curiosidad en torno a este tema del mate en un bar. Me gustó el ambiente al entrar pese a no haber clientes. La empleada tenía un hablar más del Orinoco que del Paraná –luego me confirmaría que es venezolana-, pero más que suficiente para explicarme el funcionamiento del lugar. De los cuatro tipos de yerba orgánica y de secado natural que ofrecen (Takuapy, Tupá, Guasú y Yací), opté por el tercero, de sabor ahumado. Exquisito.
El servicio consiste en un mate de vidrio con las tres cuartas partes de la yerba elegida más un termo de medio litro y una bombilla de aluminio. Además, una pequeña jarrita con agua tibia para humedecer la yerba. En la carta, además de la oferta gastronómica, explican cómo preparar el mate, cómo cebarlo y  hay referencias a las bondades de la yerba mate. Claro y preciso.
Consumí mi agua, compré yerba de marcas que andaba buscando para probarlas y me volví a casa contento. La entrevista había sido un éxito.

domingo, 30 de diciembre de 2018

Llegamos bien

"Llegamos bien". Eso podrían decir estas diez plantitas de ilex paraguariensis (yerba mate) que arribaron desde Misiones en el buche de un micro. Juntas, hermanadas dentro de una caja, llegaron días pasados con sus raíces en tierra colorada. Ya se están reponiendo y aclimatando en City Bell, donde las esperaban cuatro hermanas mayores. Buen riego y el calor de estos días les vienen de maravillas y aunque algunas de sus hojas denotan daños, es notorio cómo mejoran día a día. Algunas tienen brotes nuevos, ya. Bienvenidas.






jueves, 27 de diciembre de 2018

Apuntes sobre la yerba mate


La infusión de yerba mate (ilex paraguariensis) encierra virtudes para el organismo del consumidor. Efecto antioxidante, vitaminas, minerales, efecto energizante y disminución del colesterol son algunos de ellos.

Potente antioxidante
Las infusiones de yerba mate poseen un gran poder antioxidante debido a su alta concentración de polifenoles. Los polifenoles mejoran las defensas naturales del organismo y lo protegen del daño celular.

Fuente  de vitaminas
La yerba mate contiene vitaminas del grupo B. El cuerpo necesita 13 vitaminas, 8 de ellas pertenecen al grupo B, que son esenciales para las funciones corporales como la producción de energía y de células rojas de la sangre.
 
Hojas y flores de ilex paraguariensis.
Fuente de minerales
La yerba mate contiene potasio, un mineral esencial y necesario para el correcto funcionamiento del corazón; y magnesio, que ayuda al cuerpo a incorporar proteínas.

Efecto energizante
Contiene xantinas (cafeína, teobromina, teofilina), son compuestos que estimulan el sistema nervioso central y promueven la actividad mental, y aumentan  los niveles de energía y la concentración.

Reduce el colesterol
Los resultados de un estudio científico realizado por equipo de investigadores de la Universidad Juan Agustín Maza, de Mendoza, confirman que el consumo de la yerba mate ayuda a reducir el colesterol malo (LDL) y los triglicéridos.

(Fuente: yerbamateargentina.org.ar)


miércoles, 29 de agosto de 2018

Mate ensillado y cebado


            Está claro que disponer el mate para ser cebado no es una ciencia ni, mucho menos, exacta. Cada quien tiene su técnica y todas son respetables. Del mismo modo, hay tecnicismos que cambian su significado según quién los utilice.

            He escuchado decir que “ensillar el mate” significa tirar un poco de la yerba ya lavada y reemplazarla por nueva para que siga “tirando” el sabor. Sin embargo, a eso otros le llaman "bosteado". Yo me anoto entre aquellos para quienes ensillar el mate es prepararlo desde cero para comenzar a cebar ya sea para tomar uno mismo o compartirlo en ronda. ¿Cómo se hace? Esta es mi manera, que no es la única ni tampoco la mejor. Simplemente es la que más me gusta.

Ensillado


·         En cuanto al recipiente a usar, prefiero las calabazas de boca ancha. Puede ser también de madera torneada o la cáscara de un coco pequeño, con la boca hecha en el extremo donde tiene los tres ojos.
La yerba se moja de un solo lado.
·         Verter yerba hasta completar unas tres cuartas partes.
·         Tapar la boca con la palma de la mano (que, de ser posible, nos habremos lavado previamente…) e invertirlo agitando suavemente para que el polvillo de la yerba quede arriba al enderezar el mate.
·         Inclinar levemente el mate y con un dedo aplastar la yerba contra uno de los costados.
·         Enderezar despacito el mate y en el hueco volcar un poquito de agua sin llenarlo. Puede ser tibia o temperatura natural, pero no caliente.
·         Dejarlo dos o tres minutos para que se absorba.
·         Luego, colocar en ese hueco la bombilla tomando la precaución de tapar la boquilla con el dedo pulgar. Asegurarse que llegue al fondo.
·         Cuando el agua que previamente hemos puesto a calentar haya alcanzado los 80-85 grados, pasarla a un termo o, como prefiero yo, comenzar a cebar.
·         El cebado se hace dejando caer lentamente el choro de agua sobre el cuerpo de la bombilla, de manera que se deslice por ella hasta llegar a la yerba.
·         Ponemos agua hasta que la espuma corone la parte hueca de la yerba.
·         Cuando haya perdido espuma y sabor, sacamos la bombilla y tapando la boquilla con el dedo la hundimos en la parte de yerba seca para seguir cebando.

El agua
Lo de la temperatura del agua es un tanto azaroso hasta que cada uno conoce el comportamiento de su pava y su cocina. Y naturalmente que también tiene que ver el gusto de cada uno: hay quien prefiere el mate con agua hirviendo (la yerba se lavará mucho antes) y hay quien lo toma casi tibio.

Mate de calabaza con pava de arriero.
Suele decirse que cuando la pava “canta”, el agua está a punto. Pero eso no se cumple con todas las pavas. Lo más recomendable es observar cada tanto el interior de la pava y cuando vemos que el fondo se enturbia por minúsculas burbujas (los gorgoritos), es el momento de sacarla del fuego.

El termo, aliado en los viajes.
Los más sensibles al tacto reconocen este momento tocando suavemente la manija de la pava y percibiendo una leve vibración, producto del agua que se acerca al hervor. Otros, con sólo ver el comportamiento del agua al verter un chorro, saben si está a punto, le falta temperatura, o está pasada. Experiencia, que le dicen.

Pava o termo
El cebado con pava permite dirigir mejor el flujo de agua. La técnica requiere de una pava “matera”, es decir con pico no muy grande y con labio chico. Para manejarla, se toma la manija con la palma de la mano hacia arriba y los tres dedos del medio rodeando el asa. Espulgar y el meñique son los que dirigen la posición de la pava, inclinándola suavemente para que el chorro no sea grande y moje toda la yerba de una vez.

Si bien prefiero la pava al termo, está claro que a menudo -como durante los viajes- recurro a la botella térmica priorizando la practicidad frente al placer.

29 ago 18