Mates poros. |
Llama la
atención que la arqueología localice en Cayastá
(la primitiva Santa Fe) los utensilios más antiguos que se conservan usados
para tomar mate. Sin embargo, la crónica histórica relata que Juan de Garay llega a fundar esa ciudad
el 15 de noviembre de 1573 trayendo desde Asunción un numeroso contingente de
indios guaraníes evangelizados. Claramente, con las personas llegaron los usos
y las costumbres que los jesuitas no habían podido quitarles.
Mate porongo. |
Las plantas en cuestión, las lagenarias en sus muchas variedades,
difieren en el tamaño y la forma de sus frutos. Los hay grandes y chicos, los hay con
una estrangulación y los que presentan una forma más redondeada. Por la
influencia inca, los pueblos del noroeste argentino distinguían varios tipos de
mati o mate. Los pequeños y de forma redondeada o parecida a una pera eran
los puru. A los más grandes, con una
estrangulación natural, les decían purungu.
Esos términos penetraron en la sociedad guaraní, en la de las misiones
jesuíticas guaraníes, y a través de ello a la sociedad colonial rioplatense,
razón por la cual nuestros recipientes de calabaza son mates, poros y porongos.
Mate galleta. |
Con el paso del tiempo la
calabaza fue reemplazada por vasijas de arcilla cocida. En las excavaciones realizadas
en Cayastá se encontraron restos de
bernegales de arcilla decorados. Estos utensilios pueden ser considerados los
más antiguos antecesores conocidos de los mates que utilizamos hoy.
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