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jueves, 23 de agosto de 2018

Curando el mate


Cuando hablamos de curar el mate estamos dando por sentadas dos cosas: que tenemos un mate nuevo y que es de cierto tipo de calabaza. El resto, no requieren procedimiento alguno para ser usados, especialmente si son de madera, caña, guampa, metal, cerámica, vidrio o sintéticos (plástico o silicona).

Tratándose de calabaza debemos tener en cuenta que hay una variedad que no trae ningún “residuo” en su interior. En ese caso, basta con ponerle un poco de agua y dejarlo un rato hasta verificar que no pierde. Luego, se puede comenzar a usarlo. La otra variedad es la que tiene en su interior cáscaras adheridas a la pared y hasta semillas. Eso es lo que hay que quitar, fundamentalmente porque puede resultar indigesto.


Dado que el mate y su mundo no constituyen una ciencia exacta, hay muchas maneras de curar un mate. La más difundida recomienda:
·                           enjuagarlo y llenarlo con yerba ya usada (que no haya sido de mate dulce) por espacio de tres días, renovándolo cada día.
·                           En cada recambio de yerba hay que raspar el interior de la calabaza con una cucharita para ir extrayendo las fibras residuales.
·                           Luego de ese tiempo, si se comprueba que ya no queda más nada para quitar, enjuagar bien con agua caliente y
·                           dejarlo escurrir boca abajo sin tapar del todo la boca. Por ejemplo, podemos clavar una ramita en la tierra (si no tenemos patio, en una maceta) y dejar que se escurra por completo. Ya está listo para empezar a cebar.
·                           Según los gustos, se le puede dar un enjuague final con alguna bebida blanca.
·                           Si se lo va a usar para mate dulce, con la calabaza aún húmeda colocar una o dos cucharaditas de azúcar y una brasa pequeña, tapar la calabaza y agitarlo de manera que el azúcar se adhiera a las paredes y al mismo tiempo que queme formando una especie de caramelo.

Hay también quienes como paso final al curado le pasan leche o manteca para sellar los poros. Sin embargo, de este modo haremos que el recipiente nunca adquiera el sabor intenso de un buen mate, dado que la superficie porosa hace que con el tiempo y el uso se impregne cada vez más del sabor de la yerba.

Así, es común escuchar que el mate “se cura usándolo”, una manera de señalar que cuanto más uso, mejor sabor adquiere.