Mostrando las entradas con la etiqueta luz. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta luz. Mostrar todas las entradas

domingo, 13 de noviembre de 2022

Luz para tu mate


En marzo de 2012, ante circunstancias que no vienen al caso ahora, empecé a buscar la manera de iluminar la boca del mate cuando se está cebando en un ambiente si no oscuro, por lo menos penumbroso.

 

La popularización del led y el consiguiente achicamiento de tamaño de algunos dispositivos lumínicos fue la punta por la que empecé el camino de prueba y error. Adaptar soportes para sujetar la luz al borde del mate fue la primera idea; dotar a la bombilla de iluminación fue –si me permiten la redundancia- la luz que guió el camino a seguir.

 

Así nació Tembipé (“claridad” en guaraní): un dispositivo luminoso que podía ser usado con cualquier mate recipiente de cualquier formato y material (calabaza, madera, metal, cerámica, silicona, plástico, vidrio) independientemente de si se ceba con pava o con termo.

 

Hasta ese momento el mercado ofrecía mates autoiluminables y termos en cuyo pico enciende una luz cada vez que se lo inclina. En ambos casos se condiciona al cebador a usar determinado recipiente o determinado termo. Tembipé, no: proponía alojar la luz en la bombilla, cualquiera que fuera; gruesa, fina, de contorno circular o plana, de metal, plástico, caña o madera.

 

Presentaba a mi dispositivo de la siguiente manera:

 

Tembipé es un gran compañero del cebador de mate en condiciones de escasa luminosidad.

 

* Se enciende y se apaga con un interruptor.

* Otorga la libertad de cebar mate con termo o con pava.

* Permite usar mate de calabaza, madera, asta, vidrio, metal, cerámica, plástico, silicona, etcétera.

* Permite usar cualquier bombilla, adaptándose a su calibre o contorno.

* Es de suma ayuda para viajeros, cualquiera sea el medio (automóvil, tren, ómnibus y aún de a pie).

* Contribuye a la seguridad y la higiene en tanto y en cuanto evita quemaduras y derrames indeseables.

* Sostiene y difunde las tradiciones argentinas.

 

Cuando vi que los prototipo construidos y deliberadamente obsequiados para probarlos dieron resultados satisfactorios inicié el trámite de patentamiento en el INPI. Burocracia larga y lenta si la hay, tuvo el agravante de la pandemia en medio del proceso. Un año atrás (después de casi tres de ingresado el expediente), me piden una serie de rectificaciones en mi solicitud, independientemente que cumplía al pie de la letra con el instructivo provisto por el propio Instituto: redibujar planos por un dibujante técnico, describir el invento de manera más breve pero sucinta, y otras cuestiones de menor cuantía.

 

Los plazos legales vencidos (no fue un año fácil en lo personal el que estamos terminando como para darle prioridad al trámite de registro de Tembipé) y hoy creo que ya no tiene sentido rehacer el camino: hay ya en el mercado por lo menos dos recursos que cumplen la misma función.

 

Fue hermosa la ilusión de tener una patente pero mucho más disfruto de saber que de algún modo contribuí con mi escaso ingenio a evitar quemaduras de cebadores y materos. En el fondo, los materos pensamos en los demás y compartimos con el otro mucho más que un mate bien cebado.